Acceso Libre
Por Lucy Calderón
*Fotografías: Lucy Calderon 2017
La aldea Canoguitas en el municipio de Nueva Concepción, departamento de Escuintla, Guatemala, era hace seis años altamente vulnerable a inundaciones, porque el río Coyolate que fluye por la zona crece durante la época de lluvia y causa problemas.
Sin embargo, la población de Canoguitas junto con directivos de los ingenios azucareros La Unión, Madre Tierra y la organización internacional Acción Contra el Hambre se unieron para realizar estudios técnicos del río y construir bordas tecnificadas que los protegieran de su desbordamiento.
Las obra se hizo, se amplió el cauce del Coyolate y con la asesoría técnico-científica del Instituto Privado de Investigación sobre Cambio Climático (ICC), el apoyo del ingenio Madre Tierra y la gente del lugar también se reforestó el área a la par de las bordas. Ahora crece allí un exuberante corredor biológico.
Al evitarse las inundaciones en la aldea, esta ha tenido nuevas oportunidades de desarrollo económico y ambiental que la convierten en un exitoso modelo a seguir por su liderazgo de adaptación frente al cambio climático.
Mapa de ubicación
Un vistazo a Canoguitas
“Las características del terreno en Canoguitas hacen que este se sature y tienda a inundarse cuando llueve mucho y cuando no había bordas la situación era peor”, comenta Nelson Yanes Gutiérrez, un hombre con visión y proyección comunitaria, fundador y presidente desde sus inicios en 2008, de la Asociación de Agricultores y Protectores de las Bordas de los Ríos de Nueva Concepción (ASOBORDAS).
“Por eso, tenemos que ir al Coyolate, porque quien visita Canoguitas y no va al Coyolate ni a su corredor biológico, es como si no hubiera venido. Ese es el lema de nuestra aldea”, añade Yanes, quien lideró a ASOBORDAS para sacar adelante a la comunidad y colaborar en la construcción de las bordas tecnificadas en la ribera del río.
Aunque Yanes no nació en Canoguitas, sino en una aldea cercana, tiene 25 años de residir allí y le encanta. “Me gusta lo tranquilo, la gente es pacífica y trabajadora. Cuando ocurrieron las tormentas tropicales Mitch y Stan nos destruyeron todo a su paso, pero nos hemos vuelto a levantar. Somos muy unidos y si hay que trabajar, lo hacemos. El resultado de esa unidad y trabajo es lo que ven quienes nos visitan”, asegura.
Un puente de vida
El río Coyolate es un afluente costero que nace en la Sierra Madre, en el departamento de Chimaltenango, Guatemala y fluye por la planicie de los departamentos de Suchitepéquez y Escuintla.
En su ribera, el calor característico de la zona es menos intenso por la vegetación del corredor biológico, cuya planificación y desarrollo estuvo a cargo del ICC, ASOBORDAS, las comunidades locales, la Municipalidad de Nueva Concepción y el Ingenio Madre Tierra.
En el área que abarca ese corredor, 90 mujeres de Canoguitas sembraron distintas especies de árboles nativos, los cuales cultivaron en un vivero comunitario. Entre ellos: sauce (Salix spp.), matilisguate (Tabebuia rosea) y pumpo (Pachira aquatica).
Ese corredor biológico, con árboles de hasta 10 metros de altura, facilita la migración de diversidad de especies de animales, protege contra inundaciones, provee aire fresco, es refugio de vida silvestre y ofrece belleza paisajística. Por eso, conscientes de su valor, las aproximadamente mil 200 personas de 290 familias que integran la comunidad lo cuidan y protegen.
“Hasta estamos pensado en hacer aquí un día para “bicicletear” con la familia”, comenta con entusiasmo Yanes, mientras a lo largo del corredor se admiran mariposas de vibrantes colores y se escuchan armoniosos trinos de aves junto al intenso canto de chicharras.
“El río Coyolate, una mina de oro”
Previo al 2011, cada año durante la época de lluvia el desbordamiento del río Coyolate era inminente, porque las bordas que el gobierno mandaba construir estaban mal diseñadas y había que rehacerlas. Esto hacía que el río fuera una mina de oro para adjudicadores de obras y contratistas, coinciden Yanes y la profesora Adalgiza Valenzuela, directora de la Escuela Oficial Rural Mixta de la Aldea Santa Ana Mixtán, también de Nueva Concepción.
Ante los estragos que ocasionaban las crecidas del río y cansados de esperar ayuda de las autoridades gubernamentales, los integrantes de ASOBORDAS decidieron acercarse a los directivos de los ingenios de la zona para dialogar y encontrar soluciones a la problemática, indica la maestra Adalgiza, también fundadora de ASOBORDAS.
El ICC comenzó a involucrarse como asesor y se inició un proceso de negociación para trabajar en equipo, explica la ingeniera Marie Andrée Liere del ICC.
Luego, el sector azucarero financió un estudio hidráulico del Coyolate y de este salieron los lineamientos técnicos para el diseño apropiado de las bordas requeridas.
Yanes, con el apoyo de las autoridades municipales de la época, obtuvo el apoyo del gobierno de turno, el cual aportó los recursos económicos para la construcción de las bordas tecnificadas.
Como Yanes consiguió una copia del estudio que indicaba cómo debían ser las bordas, él junto con representantes de las seis aldeas que integran ASOBORDAS y que se verían beneficiadas con la obra, acudían diariamente al río a supervisar el trabajo de la constructora.
¿Y cómo podría escapársele un detalle de construcción a este maestro albañil con más de 20 años de experiencia, quien además de haber obtenido el bachillerato por madurez, ha cursado diplomados en manejo integrado de cuencas, en mitigación y adaptación al cambio climático y gestión del riesgo de desastres, pero sobre todo, que conoce y ama a su comunidad y está convencido de que el bien común debe prevalecer sobre el individual?
Las bordas, un éxito total
Los muros gruesos, así como el enrocado que construyeron para encauzar las aguas del Coyolate han cumplido su misión. Durante seis años no ha habido inundaciones a lo largo de los 17 kilómetros en los que se colocaron las bordas.
“Como al río le dejaron un espacio de 250 metros de ancho, aunque su caudal crezca, tiene área suficiente para seguir su rumbo sin provocar estragos”, explica la ingeniera Liere.
También se sembró grama en las bordas para evitar que los rayos del sol las dañen. “Usted ve que camina sobre una calle, pero en realidad lo hace sobre la borda y a la par está el corredor biológico que para nosotros es un éxito y un beneficio tanto para la comunidad como para el país, porque el área boscosa está purificando el aire”, señala con orgullo Yanes.
“Lo que hemos logrado en estos seis años de trabajo con la asesoría del ICC y el apoyo de los ingenios Madre Tierra y La Unión es de un éxito incomparable. Un avance para nuestra comunidad y la base de nuestro desarrollo”, añade Yanes.
Beneficios adicionales
Gracias a que las tierras aledañas al río ya no se inundan, su valor ha aumentado; hay inversión y hasta una empacadora de plátano que da empleo a unas 200 personas en la comunidad; la gente incluso comenzó a pintar sus casas, comenta Valenzuela.
Las jornadas de reforestación que se organizan a partir de la creación del corredor biológico y en las que participan estudiantes también han contribuido a generar conciencia ecológica entre los habitantes de Canoguitas.
Los árboles para las jornadas de reforestación provienen del vivero comunitario, un proyecto de desarrollo impulsado por ASOBORDAS y los ingenios de la zona, en el cual trabajan solo mujeres, quienes a cambio de la producción de las plantas reciben un incentivo económico o una bolsa de víveres.
Steve Ávila García, Coordinador de Responsabilidad Social Empresarial del Ingenio Madre Tierra indica que apoyan a Canoguitas porque han visto un liderazgo positivo en la comunidad, el cual ha motivado a los habitantes de aldeas vecinas a trabajar en la borda, reforestar y hacer obras de adaptación ante el cambio climático.
El éxito de esa relación entre la comunidad y el ingenio, Ávila lo atribuye a la confianza y al cumplimiento de lo que ambas partes ofrecen en beneficio de todos.
Además, como ASOBORDAS es una entidad no lucrativa en la que sus integrantes trabajan con transparencia y sin remuneración alguna, ha sido más fácil para sus miembros obtener el reconocimiento de las comunidades que representan y la colaboración de los ingenios azucareros para impulsar programas que mejoran sus medios de vida.
Trabajar para salir adelante
“Si no se trabaja no hay nada para el beneficio de uno.
Si el esposo tampoco trabaja, pues una como mujer tiene que ver cómo avanza, por eso me motivé a cuidar aves”, comenta Anabella Martínez, una de las participantes del proyecto de avicultura que junto con el de acuicultura de traspatio son otros proyectos destacados en Canoguitas.
Ambos proyectos, que fomentan la soberanía alimentaria en la aldea, comenzaron en 2016 con el aporte de los ingenios Madre Tierra y La Unión, la Fundación Madre Tierra y la asesoría científica del ICC, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la Universidad del Valle de Guatemala (UVG).
Las familias que participan en el de acuicultura recibieron alevines de tilapia para reproducirlos y aprovecharlos para el autoconsumo y la venta.
El compromiso de quienes recibieron aves de corral es reproducir la misma cantidad de animales que les otorgaron y luego, apadrinar y entregar a otra familia los ejemplares que ellos críen. También pueden aprovechar los huevos para el autoconsumo y la venta.
Doña Anabella y su mamá, por ejemplo, cuidan de las gallinas y aprendieron a cultivar lemna, una planta acuática de la familia de las leguminosas con la cual alimentan a las aves.
Quienes crían tilapia también les dan de comer lemna y concentrado; y el agua que semanalmente le cambian a los estanques donde crecen los peces, la aprovechan para regar un cultivo aledaño de plátanos, así el proceso se vuelve sostenible.
“La integralidad” como don Nelson denomina a la forma en que ASOBORDAS gestiona y supervisa los proyectos de desarrollo y de adaptación al cambio climático en Canoguitas es un factor fundamental del éxito que han tenido y el cual espera se replique y refleje en el bienestar de los pobladores de esta y las demás comunidades aledañas al río Coyolate.
Agregar comentario